Si quieres disfrutar al máximo de tus juegos, seguro que no
estás dispuesto a perder, ni siquiera, un milisegundo de acción al límite.
La propuesta de BenQ para los más gamers ofrece un diseño bastante austero, en plásticos negros mate y con una botonera de control situada en el marco derecho, en primera línea, para poder acceder a los menús de configuración cómodamente sin interrumpir nuestro juego.
El panel de los
jugones
Conocer la tecnología del panel es un dato fundamental a la
hora de elegir un monitor, pues en función del uso que vayamos a darle nos
interesará más uno u otro, y cuando se trata de juegos la elección más acertada
es TN. La posición y geometría de los cristales que conforman estos paneles
ocasiona que la calidad de los detalles y principalmente los ángulos de visión
se resientan frente a los monitores con IPS, pero ofrecen un tiempo de respuesta
inferior que es fundamental sobre todo en juegos de acción.
La experiencia de uso muestra colores vivos e imágenes
claras en sus 1.920 x 1080 pixeles.
Con la posibilidad de modificar la intensidad del color (en 20 niveles) desde
el menú de configuración, adaptándolo a las características del juego. Aunque
lo que más nos ha gustado ha sido lo sólido que se muestra a nivel de brillo (con
300 cd/m2) y, a pesar de tratarse de un panel TN, de contraste con valores tipo
de 1.000:1. Quizá podríamos pedirle una frecuencia de refresco superior a los
60 Hz que entrega, pero celebramos el flicker-free (anti parpadeo).
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